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Hace unas semanas estuve en Gandía dando una charla sobre Nuevas Profesiones 2.0. Documentándome sobre este aspecto he ido a la esencia de todo que es la educación. La verdad es que el tema no me viene de nuevo, mi padre es pedagogo y mi madre maestra y ambos han dedicado su vida a este tema. Muchas veces intento explicar a mi padre que las cosas han cambiado y que la educación debe adaptarse a los nuevos tiempos. Según Adolfo Plasencia, una de las personas más apasionantes que conozco, cada alumno recibe una media de 2.000 estímulos más desde que sale del aula por la tarde hasta que entra al día siguiente, osea, que cada vez que vuelve al aula sabe 2.000 cosas más que el profesor, agrandando una brecha ya de por sí enorme. Pensando en todo esto me he acordado del Mito de la Caverna de Platón y de cómo de las sombras generaban una pseudorealidad para los habitantes de la caverna y me pregunto si esto no estará pasando en la Universidad española, que de tanto mirarse puertas adentro han acabado por creerse su propia endogamia y se han convertido en habitantes de la caverna del saber. Y he aquí cuando recupero una entrevista al gran Isaac Asimov, un Leonardo da Vinci de la Era Moderna, un inventor de sueños y un adelantado a su tiempo. La entrevista no tiene desperdicio, sobre todo porque habla de la educación del futuro hace 23 años y es lo que ahora mismo estamos viviendo. Y no, no puede ser un montaje porque esas patillas son impensables en esta época tan metrosexual (jajajajaja).

 

Tras esto me puse a ver en Wiki Quote frases célebres de este pensador y me gustó ésta especialmente: “La autoeducación es, estoy convencido, el único tipo de educación que existe». Pero lo más impactante es que acudí al blog de El Caparazón y me encuentro con esta frase de otra de las grandes profesionales de este país, Dolores Reig, quien dice “La pedagogía de la era digital habla de redes personales de aprendizaje” (Dolores Reig). Ambos coinciden en una visión, Asimov porque lo vio hace años y Dolores Reig porque lo ve en la actualidad: estamos ante un momento único en la historia por las posibilidades de información y comunicación existentes.
Por tanto hay que aprovechar este momento, tenemos el deber moral de aprovecharlo. Algunas universidades lo han entendido y empiezan a abrirse a la sociedad y a entender no que “Todo va a cambiar”, como decía Enrique Dans, sino que “Todo ha cambiado y sigue cambiando”. Ante la maquinaria lenta y decimonónica de la administración, ante la política universitaria, antes los planes y reformas fracasados, los ciudadanos tenemos el poder de acceder a una educación libre y universal e Internet es el medio idóneo para ello. Y a través de la autoeducación aparecen conceptos como el emprendedurismo, la cualificación, la innovación, etc. Estamos inmersos en la Era del Conocimiento y, más que ver la luz, debemos abrir las ventanas de las universidades para dejar que esta entre y, los que veían sombras vean por fin la realidad…o seremos nosotros los que vemos sombras aquí fuera?

Bajo este sugerente título se esconde una campaña que desconocía y cuyo video, gracias al blog de El Caparazón de Dolores Reig, me ha dejado profundamente impactado. Me gustaría escribir sobre esto pero no creo que pueda superar el formato ni la creatividad originales aunque me queda la reflexión posterior al visionado: realmente vivimos en una sociedad enferma y llegamos a inventarnos trastornos, a poner etiquetas a todo lo que no entendemos. Esto no es nuevo, es humano y antiguamente era mucho más cruel pero es curioso que, de niños, somos tremendamente creativos e imaginativos y, al llegar a la edad adulta intentamos volver a ese estado de niñez e, incluso en los negocios, empezamos a hablar de la creatividad y la imaginación como los pilares de nuestro desarrollo. Existe una clara bipolaridad en nosotros, entre el niño y el adulto, entre lo subjetivo y lo objetivo, entre lo emocional y lo racional. Nacemos y nuestro aprendizaje se basa en ir creando barreras a nuestra forma de ser, el ser social implica que no podemos expresarnos como realmente somos y una vez adultos nos bloqueamos porque no sabemos conectar con ese niño que todos llevamos dentro. «He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.» Esta frase se pronunciaba en El Principito y resumen muy bien la necesidad de mirar con el corazón de un niño lo que los ojos de un adulto no pueden ver. Todo esto no significa que defienda que no se usen medicamentos con niños que realmente lo necesiten, sino que se haga de forma racional, que se piense en esos niños como si fueran nuestros hijos y se les trate con cariño y comprensión. Detrás de cada etiqueta de este video hay algo que les hace diferencia, pero en vez de llamarlo enfermedad se le llama oportunidad para demostrar al mundo que no existe la discapacidad sino que existe la discriminación, y que la comunicación empieza por entender al otro y porque tenga las mismas oportunidades que nosotros para expresarse y vivir en sociedad.
P.D.: esta humilde reflexión se la dedico a Sergio, que ayer cumplió años y cuya forma de ver el mundo me apasiona cada día más y, cada semana, me enseña lo que es la verdadera comunicación, que es la que se hace desde el fondo del corazón.