Hace un par de semanas, preparando mi conferencia sobre «El uso de la geolocalización para emprendedores» reflexionaba sobre el clásico de trabajar por cuenta propia o por cuenta ajena. Es entonces cuando se me ocurrió ponerlo de forma muy esquemática en esta imagen que acompaño: básicamente relaciono lo que es el trabajo por cuenta propia o por cuenta ajena con dos aspectos
– A nivel emocional la cuenta propia te otorga una libertad para crear, para soñar, para proponer y desarrollar propuestas, proyectos o cambios, frente a la cuenta ajena, donde hay una mayor dependencia y uno está sujeto a jerarquías de la empresa o a estructuras más rígidas y organizadas.
– A nivel racional la cuenta propia tiene una inestabilidad económica clara, no existe un sueldo fijo a final de mes ni la tranquilidad de cobrar mensualmente, frente a ésto la cuenta ajena sí tiene una estabilidad económica que da cierta seguridad a la hora de tener unos ingresos mínimos al mes.

Precisamente el día que volvía de Madrid de dar esa conferencia hablé con teléfono con Sertxu Sanchez, director de la edición de CMUA Madrid y actualmente en Mahou y me comentaba que envidiaba en parte la libertad que tenía para poder hacer cosas a lo largo del día sin tener un horario fijo y yo le respondí: es como si yo envidiara tu sueldo a final de mes y el tener un horario definido y no mis 24 horas con el trabajo en la cabeza. Nos reimos y asentimos ambos: no se puede tener todo.
¿Qué quiero decir con esto? Que no hay una situación perfecta ni ideal, todo tiene sus pros y sus contras y depende de las circunstancias de cada uno en la vida. En mi caso como siempre digo soy emprendedor por supervivencia, de hecho mi aspiración es encontrar alguna estabilidad económica necesaria para mantener a mi familia, aunque en estos momentos estoy buscando un equilibrio entre lograr esta cierta estabilidad sin perder mi libertad para gestionar proyectos y moverme por todas partes, no lo he logrado todavía pero poco a poco.
Eso sí, lo que es importante es que uno tome decisiones y sea consecuente con lo que hace, si no estás contento con tu situación haz algo para cambiarla y si no puedes a corto plazo hazlo a largo plazo, deja tu trabajo fijo y lánzate a emprender o deja de emprender y haz una oposición, pero siempre desde el corazón, siempre mirando muy bien dentro de tí qué deseas y luego con la razón, pensando bien las cosas.
Ah, y no hay nada imposible, como le he dicho a mi hijo Hugo por Viber cuando hemos visto en directo (aunque no juntos) el salto desde la estratosfera de Felix Baumgartner:
«Hijo, una persona puede conseguir lo que quiera en la vida si se lo propone…»