La guerra de los mapas
La guerra ha estallado. Desde hace unas semanas estamos viviendo una guerra abierta entre los servidores de mapas a escala mundial. Todo comenzó el año pasado, a finales de octubre Google anunciaba que «La API de Google Maps deja de ser gratuita«,es decir, que a partir de servir más de 25.000 mapas básicos o 2.500 mapas estilizados al día cobraría una pequeña cuota.
Ya desde ese momento se volvió a hablar de un servicio de cartografía colaborativa denominado OpenStreetMap, la «Wikipedia de los mapas» como me gusta llamarlo haciendo un símil. El hecho de que este servicio empezara a estar en los medios convencionales fue recogido por Enrique Dans en un post hablando de que OpenStreetMap está madurando por necesidad. Por otra parte algunos periodistas empezaban a hablar de «La alternativa libre que compite con Google Maps«.
A partir de este momento los acontecimientos se han ido sucediendo de forma acelerada:durante la presentación del nuevo iPad se conoció que Apple anunció que prescinde de los servicios de Google Maps en su aplicación iPhoto, Blographos nos decía que Apple ya dispone de su propio servicio de mapas y periódicos de la importancia de El Pais se hacían eco de esta noticia en su artículo «Apple le hace la guerra a los mapas de Google», donde explica alguno de estos movimientos.
Paralelamente Bing Maps de Microsoft, hasta ahora la principal competidora de Google Maps, incorporaba la capa de OpenStreetMap como una capa más. Y además Nokia Maps sigue paso a paso buscando su hueco en Internet con su experimento de Nokia Maps 3D y con la posibilidad de incorporar capas de información geográfica con el Map Creator.
Sin embargo la noticia más impactante de la semana pasada fue que Foursquare se pasa a OpenStreetMap y por tanto deja de tener como base cartográfica principal a Google Maps. Por otra parte ESRI, lider mundial en Sistemas de Información Geográfica, ya permite la edición de los mapas de OpenStreetMap desde ArcGis10.
Ante este movimiento que se desencadenó a partir de la eliminación de la gratuidad de la API de Google el gigante ha respondido de momento por dos vías perfectamente estudiadas: por una parte ha creado un sitio web específico para facilitar a los desarrolladores el acceso y las posibilidades que ofrece la Google Maps API, por otra parte sigue trabajando duro en extender por todo el mundo un servicio donde son los usuarios los que proveen a Google Maps de información geográfica, Google Map Maker. Aunque está presente en 188 países aún no ha llegado a España, aunque al ritmo que lleva no creo que le falte mucho.
¿Y ahora qué? Pues parece ser que la guerra sigue abierta, bajo mi punto de vista no es tan importante todos estos movimientos de, al fin y al cabo, diversas herramientas, como el encuentro que se está produciendo entre sistemas de cartografía de empresas privadas como ArcGis, la estandarización de los sistemas de información geográfica públicos a nivel mundial a través de las Infraestructura de Datos Espaciales (IDEs), la cartografía colaborativa de OpenStreetMap y los principales servidores de mapas en Internet como son Bing Maps y Google Maps. Éstos son servicios que hasta ahora podíamos separar de una forma más o menos clara pero cuyos límites se están difuminando, donde la dualidad entre lo profesional y lo social, entre lo privado y lo público, se desdibuja, y nos plantea un futuro apasionante en la guerra por la información geográfica en Internet y por ende en el mundo, demostrando, una vez más, la importancia del espacio como forma de entender nuestra realidad, la importancia del dónde.
La información de cualquier tipo debe ser accesible y gratuita, pero ¿quién paga?. El único modo es la colaboración entre todos.
En este caso se trata de GoogleMaps, pero se podría aplicar a infinidad de productos y servicios. Nos estamos acostumbrando al «gratis total», pero deberíamos pensar que las empresas no se plantean este objetivo jamás. Nos lo cobran de algún modo (somos ingenuos). Hemos de estar atentos, el día que necesitemos sus servicios, y no podamos vivir sin ellos, nos pueden clavar un puñal por la espalda.
Estimada Rosa, realmente de lo que se trata es de diferenciar entre información profesional, que requiere de unos servicios y por tanto tiene un coste, e información social o ciudadana, que se acerca más al aspecto colaborativo y no tiene porqué tener un coste. El problema es cuando no se tiene claro dónde nos movemos y se confunden las cosas, como siempre digo en clase para hacer un mapa sitios turísticos preferidos por nosotros podemos utilizar cualquier cartografía colaborativa pero si vamos a hacer un estudio de inundabilidad hay que comprar las imágenes de satélite y hacer un buen trabajo, ya que de ello depende el riesgo de inundación de unas construcciones. Por eso en este post pretendo llamar la atención sobre esto mismo, ser conscientes del objetivo que tenemos y sobre todo, como tu bien dices, no centrarnos en la herramienta que un dia puede desaparecer, sino en la estrategia, que si está bien hecha nos dará siempre alternativas. Muchas gracias por tu reflexión.
Gracias Ricardo, en realidad hay muchos más,esto ha sido sólo un repaso de los más comerciales…como siempre todo depende del objetivo que se tenga, lo interesante es que empieza a entremezclarse lo profesional y lo social y desde la investigación es apasionante. Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, efectivamente es cuestión de controlar tu propia marca y,en su caso, compartirla con quien deseas. Un saludo.